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La hepatitis es una inflamación del hígado; el órgano interno más grande del cuerpo humano el cual tiene como función ayudar al organismo a digerir los alimentos, almacenar energía y eliminar las toxinas del organismo.
Esta enfermedad puede ser infecciosa, inmunitaria, toxica y hasta de trasmisión sexual, por ello la Organización Mundial de la Salud la clasifica de acuerdo con el virus que la produce:
El virus de la hepatitis A (VHA) está presente en las heces de las personas infectadas y casi siempre se transmite por el consumo de agua o alimentos contaminados. Se puede propagar también por ciertas prácticas sexuales. En muchos casos la infección es leve, y la mayoría de las personas se recuperan por completo y adquieren inmunidad contra infecciones futuras por este virus.
El virus de la hepatitis B (VHB) se transmite por la exposición a sangre, semen y otros líquidos corporales infecciosos. También puede transmitirse de la madre infectada a la criatura en el momento del parto o de un miembro de la familia infectado a un bebé. Otra posibilidad es la transmisión mediante transfusiones de sangre y productos sanguíneos contaminados, inyecciones con instrumentos contaminados durante intervenciones médicas y el consumo de drogas inyectables. Existe una vacuna segura y eficaz para prevenir esta infección.
El virus de la hepatitis C (VHC) se transmite casi siempre por exposición a sangre contaminada, lo cual puede suceder mediante transfusiones de sangre y derivados contaminados, inyecciones con instrumentos contaminados durante intervenciones médicas y el consumo de drogas inyectables. La transmisión sexual también es posible, pero mucho menos común. No hay vacuna contra la infección por el VHC.
El virus de la hepatitis D (VHD) solo ocurren en las personas infectadas con el VHB; la infección simultánea por ambos virus puede causar una afección más grave y tener un desenlace peor. Hay vacunas seguras y eficaces contra la hepatitis B que brindan protección contra la infección por el VHD.
El virus de la hepatitis E (VHE) como el VHA, se transmite por el consumo de agua o alimentos contaminados. El VHE es una causa común de brotes epidémicos de hepatitis en las zonas en desarrollo y cada vez se lo reconoce más como una causa importante de enfermedad en los países desarrollados. Se han obtenido vacunas seguras y eficaces para prevenir la infección por el VHE.
Es importante destacar que el consumo de drogas o alcohol también puede provocar una hepatitis pues en algunos casos el organismo por equivocación puede atacar células sanas en el hígado.
Algunos síntomas que permiten detectar esta enfermedad son, la pérdida de apetito, náuseas, vomito, diarrea, orina oscura, evacuaciones de coloración pálida, dolor abdominal, tonalidad amarilla en los ojos y la piel, pero por otro lado, muchas veces las personas que padecen la hepatitis no presentan síntomas, y si la enfermedad no es atacada lo antes posible en algunas ocasiones, a largo plazo puede convertirse en una cirrosis, cáncer de hígado e incluso la muerte.